La crioterapia o criocirugía es la técnica que utiliza el nitrógeno líquido para el tratamiento de lesiones dermatológicas.
El nitrógeno líquido se encuentra a una temperatura muy baja, aproximadamente 196 grados bajo cero, lo que provoca la congelación y la destrucción de la lesión a tratar.
Para la aplicación de esta técnica utilizamos un aparato que nos permite dirigir el nitrógeno líquido en forma de spray sobre la lesión. En función del tipo y del tamaño de la lesión a tratar, utilizaremos una crio-sonda de aplicación diferente.
Esta técnica, en manos expertas, es de muy cómoda aplicación, no requiere de anestesia local y puede repetirse varias veces si es necesario.
El paciente puede sentir durante el tratamiento una molestia o dolor de intensidad leve a moderada y que cede poco después de suspendida la aplicación de nitrógeno líquido.
La crioterapia provoca la destrucción de la lesión al formarse microcristales de hielo tanto intra como extracelulares lo que se traduce clínicamente en la aparición posterior de eritema o enrojecimiento, edema o inflamación o incluso la formación de ampolla en la zona tratada. Esta ampolla posteriormente se seca, dando lugar a una costra que se desprende en pocos días dejando una mínima cicatriz.
Es recomendable curar diariamente la zona tratada con un antiséptico tópico para evitar infecciones.
La utilidad en Dermatología clínica es muy amplia: Verrugas víricas, Queratosis actínicas o incluso algunas formas de cáncer de piel incipiente, pueden ser tratados con muy buenos resultados.
En el campo de la Dermatología estética nos permite el tratamiento de léntigos o manchas solares y de queratosis o verrugas seborreicas que aunque no tienen connotación patológica si que pueden resultar molestas por picor, afean nuestro aspecto y pueden influirnos psicológicamente en nuestras relaciones sociales.