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Ozonoterapia, tratamientos con oxígeno

La Ozonoterapia es la técnica que utiliza el ozono como agente terapéutico en un gran número de patologías. Es una terapia netamente natural, con pocas contraindicaciones y efectos secundarios mínimos, siempre que se realice correctamente. La historia de la ozonoterapia comienza en Alemania. El precursor del uso del ozono, fue Werner von Siemens, quien en 1857 construyó el primer tubo de inducción para la destrucción de microorganismos. En la segunda década del siglo XX, otro alemán, el químico Justus Baron von Liebig fue el primero en estudiar las aplicaciones del ozono para uso humano. Luego, fueron los rusos quienes aceleraron las investigaciones de esta nueva medicina y transfirieron los conocimientos a los países aliados. Aunque también se expandió en el resto del mundo, sobre todo después de la II Guerra Mundial. La dificultad para medir un gas potencialmente tóxico, así como la necesidad de utilizar elementos de cristal resistentes al ozono dificultó la creación de generadores prácticos, limitando su uso. La aparición de la penicilina y otros antibióticos, desterró su uso en la medicina tradicional de los años 40 y posteriores. Hasta los años 80, la ozonoterapia se extendió entre médicos homeópatas, siendo ignorada por la medicina tradicional o alopática, debido a la falta de investigación básica y a los pocos estudios controlados de su eficacia. Diversos Centros Universitarios en Cuba, Europa, Rusia, Polonia y China, comienzan a investigar los efectos fisiológicos del ozono en el organismo y algunos Hospitales Universitarios y Privados inician estudios controlados de su eficacia. Poco a poco los sistemas sanitarios van autorizando y regulando la aplicación de esta terapia en el entorno de la medicina tradicional. En España comienza su utilización en los años 60, existiendo una primera referencia bibliográfica en 1963. No obstante, la extensión de su empleo dentro de la medicina alopática se produce en 1999, tras la decisión por algunos especialistas médicos de su utilización para el tratamiento de la hernia discal. Posteriormente se evalúan otras aplicaciones y su uso se va extendiendo, a pesar de las enormes implicaciones que esto supone.

Efectos bioquímicos del ozono en el cuerpo humano:

  • Aceleración del uso de la glucosa por parte de las células.
  • Intervención en el metabolismo de las proteínas, gracias a su afinidad con el grupo de los sulfidrílicos.
  • Reacción directa con los ácidos grasos insaturados que se transforman en compuestos hidrosolubles.
  • Modulación del stress oxidativo por regulación al alta de los enzimas antioxidantes naturales.
  • Modulación de enzimas y citokinas de la inflamación.

 

Efectos fisiológicos del ozono en el cuerpo humano:

  • Acción directa, en la aplicación local, de tipo desinfectante y trófico.
  • Efecto sistémico antibacteriano y antiviral debido a la discreta formación de peróxidos.
  • Modulación del Sistema Inmunitario.
  • Aumento en la flexibilidad de los glóbulos rojos.
  • Aumento de la producción, siempre a nivel de glóbulos rojos, del 2-3 difosfoglicerato, responsable de la liberación del O2 en los tejidos.
  • Mejora de la microcirculación por acción vasorreguladora sobre el endotelio.

 

Vías de administración:

  • Infiltraciones intrarticulares, periarticulares, intradiscales e intraforaminales.

 

Las aplicaciones de la ozonoterapia vienen determinadas por sus propiedades antinflamatorias, antisépticas, de modulación del stress oxidativo y de mejora de la circulación periférica y la oxigenación tisular. Esto determina el amplio número de patologías en las que resulta de utilidad, sola o, habitualmente, como tratamiento complementario. Las concentraciones y modo de aplicación varían enormemente en función del problema a tratar, ya que la concentración de ozono determina el tipo de efecto biológico que produce y el modo de aplicación marca su ámbito de acción en el organismo. Así pues, se pueden beneficiar de la ozonoterapia las patologías con origen inflamatorio, infeccioso, isquémico y con alteraciones del stress oxidativo.

Aplicaciones en aparato locomotor:

  • Artrosis (cadera, rodilla, columna, …)
  • Artritis Reumatoide y otras artritis autoinmunes
  • Entesitis, bursitis y tendinitis
  • Dolores musculares, dolores miofasciales
  • Fibromialgia reumática
  • Hernia discal y conflictos discorradiculares
  • Estenosis de canal
  • Lumbalgias, lumbociatalgias
  • Cervicalgias, cervicobraquialgias
  • Síndrome del túnel carpiano y otras neuropatías periféricas
  • Tratamiento local de procesos sépticos (osteomielitis)
  • Otras